La psicoterapia psicoanalítica ofrece al paciente la posibilidad de llegar a conocer cómo funciona su mente, tanto en lo intrapsíquico como en lo interpersonal.
Los aspectos que se descubren en el proceso terapéutico permiten a la persona un saber nuevo aplicable en su vida cotidiana, proporcionando sentimientos que estaban inhibidos, negados, modificados o bien ausentes.
Para poder lograrlo, es muy importante que el especialista en Psicología cuente con un marco referencial teórico, rico en recursos de compresión y de intervención.
Aplicaciones de la Psicoterapia Psicoanalítica
A nivel de comprensión, es necesario entender la manera en la que el paciente enferma, pensar e interpretar cómo curará y, en base a ello, elaborar un tratamiento a medida.
Los especialistas podemos compartir o no modelos de comprensión y abordaje, pero hay diferencias en el estilo particular de cada Analista: sus motivaciones, sus teorías implícitas, las hipótesis que baraja, y cómo les da curso para poder corroborarlas, o cómo se enfrenta a los retos éticos que nos plantea la práctica clínica.
Por teorías implícitas me refiero tanto al bagaje teórico que respalda la formación del profesional, como a su formación personal y profesional: modos de crianza con los ideales y creencias que implican, su idiosincrasia, su análisis personal, los autores que ha leído, sus supervisiones clínicas, la cultura dentro de la cual está inmerso, etc. Todo ello influye en su modo de trabajar.
Y en cuanto al modo de ponerlas en juego, me refiero al estilo que abarca las características personales de carácter, personalidad, modo de hablar, de moverse, carisma, tono afectivo, idioma, humor, expresión, etc.
Otro tema importante que el analista tiene que tener en cuenta es en qué momento de la sesión o del tratamiento (timing) deberá hacer una intervención, cómo la hará y bajo qué mirada. Esto último implica preguntarse qué modelo de comprensión e intervención es más conveniente utilizar:
- ¿Desde un modelo más tradicional? En este caso se interpreta algo reprimido para hacerlo consciente.
- ¿Desde una mirada más relacional?
- ¿O pensando que existe un déficit en alguna de las áreas que conforman su constitución subjetiva?
En este caso debemos ayudar a construir lo que no existe en su psiquismo, por ejemplo: carencias a nivel de la autoestima, déficit en el apego, imposibilidad de regularse emocionalmente, déficit de recursos para establecer relaciones interpersonales, falta de habilidades sociales o laborales.
Cuando digo el Cómo me refiero a la manera de enfocar la intervención. Si es por medio de la palabra: elegir las palabras con que vamos a enunciar la frase, el tono de voz adecuado al momento que está viviendo el paciente, al momento de la sesión o a la etapa del tratamiento. Por ejemplo, si es un paciente desvitalizado que necesita vitalización, quizás el tono de voz y la vitalidad del terapeuta debieran ser más activamente entusiasta. Si el paciente, en cambio, está alterado, con ansiedad o agresividad, la intervención debería ser calmada, con un tono de voz suave y generando un clima de tranquilidad y calma. En ambos ejemplos la intervención tenderá a equilibrar la balanza.
En el discurso del paciente tenemos que escuchar con la misma importancia los hechos de su relato, el orden en el que aparecen, la modalidad comunicacional desde la que cual el paciente se conecta, los estados emocionales que experimenta durante la sesión losaspectos estructurales por los cuales los contenidos son procesados.
Las personas tienden a buscar estados de self ideal. Este estado implica una representación mental del self en relación con un afecto asociado, donde existió una vivencia ideal de una forma de estar con otro.
Es importante escuchar y analizar los roles que el paciente pone en juego, mirando de reproducir esos estados ideales del self para experimentar los afectos relacionados.
Transitar una terapia psicoanalítica es fascinante, y permite ampliar el campo experiencial del self, mejorando así la calidad de vida.