Cuidado personal: el crecimiento personal es creación
Lo natural en un ser vivo es el estar en permanente cambio, en constante devenir.
Si tenemos esto en cuenta, se impone reconocer que, con el paso del tiempo, varían las necesidades, los gustos, las posibilidades, etc.
Si se confunde estabilidad con lo inmodificable, se tendrán expectativas sobre el propio cuerpo, que entrarán en conflicto con esta realidad.
Existe un imperativo cultural de juventud y belleza que lleva a muchas personas a sufrir por estos cambios del devenir, imperativo que atraviesa mucho más a las mujeres, aunque no únicamente.
Tengamos en cuenta: no es lo mismo una «cara» que un «rostro», como no es lo mismo un «cuerpo» que un «estilo personal» y esto apunta a la importancia de cuidar tanto nuestra exterioridad como nuestro interior, muchas veces relegado o postergado, que se influyen mutuamente.
Una cara se maquilla, un rostro se configura.
En estos tiempos, el estar bella es sinónimo de parecer joven/estar joven, con una fantasía asociada de detener el tiempo. Pero nuestra juventud, nuestra posibilidad de no arrugarnos interiormente, está dada por la posibilidad de cambio.
Detener el tiempo sería repetir rígidamente estereotipos, haciendo del futuro una mera repetición del pasado.
La posibilidad de cambio, el reencontrarnos en el devenir, es creación, es proyecto. Abre las puertas a un bien-estar integral configurando un rostro, un estilo y un ser en crecimiento.
Les invito a pensar
- ¿Qué expectativas nos llevan a estar en conflicto en nuestros cambios naturales con el paso del tiempo?
- ¿Dedicamos tiempo a nuestro crecimiento personal?
- ¿El ambiente que construimos para vivir, protege nuestra salud, integridad física y psíquica?
- ¿Cómo nos cuidamos, por fuera y por dentro?