En momentos en que much@ madres y padres estan realizando en sus casas la labor pedagógica, haciendo de maestr@s de sus hij@s el pensamiento de este gran pedagogo :
Paulo Freire, «Hacia una pedagogía de la pregunta»:
«…El profesor….al enseñar, él también aprende, primero, porque enseña, es decir, es el propio proceso de enseñar, que le enseña a enseñar. Segundo, él aprende con aquél a quien enseña, no tan sólo porque se prepara para enseñar, mas también porque revisa su saber en la búsqueda del saber que el estudiante hace.
Siempre he insistido, en trabajos antiguos y recientes, que las inquietudes, las dudas, la curiosidad de los estudiantes, deben ser tornadas por el profesor como desafíos hacia él. En verdad, la reflexión sobre todo esto es iluminadora y enriquecedora tanto para el profesor como para los alumnos.
La curiosidad del estudiante, a veces, puede conmover la certeza del profesor. Por esto es que, al limitar la curiosidad del alumno, el profesor autoritario está limitando también la suya.
Muchas veces, por otro lado, la pregunta que el alumno hace sobre el tema —cuando es libre para hacerla—, puede brindarle al profesor un ángulo distinto, el cual le será posible profundizar más tarde en una reflexión más crítica».
Releyendo a Paulo Freire, recuerdo mis experiencias como docente, en las que he podido compartir un proceso del que iba saliendo enriquecida, aprendíendo muchísimo de mis alumnos.
Me acuerdo con los postulados de Paulo, no sólo teóricamente sino que los he vivido. Una experiencia donde primaban la creatividad, la curiosidad, la emoción, el diálogo, el humor, que en muchas ocasiones acompañaba con música. inolvidable aprendizaje para mí!
Gracias a ellos, mis alumnos y al vínculo que fuimos creando donde el afecto circulante logro crear redes perdurables.