– Rizzolatti (un investigador Italiano) y su equipo encontraron por casualidad, dicen, que nuestro cerebro está equipado con las llamadas Neuronas Espejo, que no constituyen simplemente un sistema de imitación de movimientos, sino que en este bagaje neurológico estaría la base de nuestra condición como seres sociales explicando las bases biológicas de varias alteraciones del ser humano (procesos de aprendizaje, autismo, evolución del lenguaje) y también las bases de los sistemas éticos.
Pero a los fines de lo que venimos desarrollando, es que las neuronas espejo demuestran las bases neurológicas de que podemos ponernos en el lugar del otro, pero no de un modo abstracto o intelectual sino sintiendo como el otro siente.
Se ha demostrado que las personas que presentan mayor grado de empatía, tienen mayor actividad en las neuronas espejo. Por estas neuronas espejo, la gente tiende a imitar los movimientos de los otros por una especie de empatía motora, que facilita las relaciones sociales y la aceptación mutua. Pero no sólo actúan cuando la persona está activa en su polo motor sino cuando ve a otro realizando la acción, llega a sentir lo mismo que si estuviera realizándolo.
Todas las emociones producto del intercambio social tienen un lugar en el cerebro.
Lo que nos interesa aquí tomar de este tema tan importante de las neurociencias, es que una de las posibilidades del funcionamiento de estas neuronas es que permiten leer la mente de los otros porque te ayudan a entender sus intenciones Es decir, que nuestro cerebro interpreta y responde a las intenciones de los otros, y sin pensarlo, lo sentimos de modo inconsciente.
Según Damasio, el cerebro es una extensión del cuerpo y por tanto la empatía la define como «un estado mental compartido en dos cuerpos diferentes…el otro objeto se convierte en otro yo».